miércoles, 20 de octubre de 2010

Conocimiento público / Apropiación privada

Conocimiento público / Apropiación privada

En las últimas gacetillas hemos difundido artículos escritos por profesionales de distintas áreas del conocimiento acerca de un tema importante y palpable, pero del que poco se habla, la apropiación privada del conocimiento público, una realidad que se manifiesta de diferentes maneras, como surge de esos artículos.

Así, Valeria Arza, economista e investigadora de Conicet con un doctorado en Políticas en Ciencia y Tecnología, manifiesta que “es de vital importancia reflexionar acerca de la necesidad de preservar el conocimiento científico en el dominio público” y que “ha aumentado la amenaza de una apropiación privada del conocimiento en CyT“, entre otras opiniones, en su artículo: “Preservar el dominio público” en: http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-149302-2010-07-12.html.

Por otra parte, Judith Naidorf, doctora en Ciencias de la Educación e investigadora de la Facultad de Filosofía y Letras, UBA, describió el fenómeno de la apropiación del conocimiento en algunas universidades nacionales, y sus consecuencias, en un reportaje titulado “La comercialización de la academia”. Ver en: (http://www.pagina12.com.ar/diario/universidad/10-153309-2010-09-17.html). También lo hizo en un trabajo extenso y documentado: “La privatización del conocimiento público en universidades públicas. Para verlo, click en: http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/lbecas/espacio/Naidorf.pdf .

Nosotros, en el 2009, también hacíamos referencia a que desde CyT se subsidia a emprendimientos privados, sin tomar precauciones que eviten eventuales distorsiones del destino final de esos subsidios. Hecho que, eventualmente, podría conducir a otro mecanismo de apropiación privada del conocimiento público -y de los fondos-. Ver en: http://grupogestionpoliticas.blogspot.com/2009/09/extranjerizacion-y-subsidios-dr-manzur.html.

Ahora, en un artículo reciente, el Ing Enrique Martínez aborda el tema del conocimiento asociado a la producción en donde plantea -entre otras cosas- el problema de la socialización de esfuerzos que luego tienen apropiación individual y sus consecuencias. El artículo fue publicado en el diario Tiempo Argentino el 06-10-10.

Cabe resaltar que el Ing Martínez es uno de los referentes más conspicuos del sector CyT y uno de los pocos funcionarios que se expresa -y propone- públicamente sobre políticas en ciencia y tecnología en un marco de soberanía.

A continuación, transcribimos el artículo:

El conocimiento: cuarto factor de la producción

*por Enrique Martínez, Presidente del INTI (negritas nuestras)

“Un país que aspira a construir libremente mejor calidad de vida general, debe poder contar cada día con mayor bagaje de conocimiento productivo a disposición de la comunidad.

La economía clásica, esa que desarrolló su teoría acompañando la instalación del capitalismo en todo el planeta, establece tres factores independientes y concurrentes para concretar acciones productivas: tierra, trabajo y capital. Cada empresa resultaría de una combinación de cantidades de los tres factores, buscando una optimización de costos, que a su vez sea compatible con las limitaciones específicas de uso de cada factor.


En ese juego teórico, aparecen alternativas para un mismo fin, según se utilice mucho capital en proporción al trabajo, lo que se traduce en mucha maquinaria, o, a la inversa, mucho esfuerzo humano directo. Se habla de industrias capital intensivas o trabajo intensivas. Las primeras generarían menos ocupación que las segundas y a su vez requerirían buscar inversores más poderosos. En ese marco, las industrias trabajo intensivas son las que atenuarían los problemas de desocupación con mayor rapidez, a expensas una menor “modernidad” o productividad, al contar con menos máquinas automáticas, como sucedería en la opción capital intensiva.


Hasta aquí llegan los habituales comentarios o análisis políticos sobre los factores de producción. Sin embargo, hay mucha más tela para cortar en esta cuestión.
En primer lugar, hay que tener en cuenta el conocimiento como cuarto factor. Hace unos cincuenta años aparecieron miembros del club de los clásicos que admitieron la necesidad de tener en cuenta los saberes como determinantes de la producción. Primero, diferenciaron el trabajo calificado de aquel otro sin formación. Luego, con reservas infinitas, terminaron hablando del conocimiento, la tecnología, como un componente independiente, cuya presencia es condición necesaria para viabilizar un emprendimiento. Al presente, este concepto no tiene objetores firmes.


Sin embargo, ni con tres factores ni con cuatro, la economía clásica o sus variantes neoliberales incursionan en la discusión que más importa: cuál es la jerarquía relativa de esos factores, cómo se determina la combinatoria y en qué proporción. Eso sucede porque la teoría necesita que los factores parezcan independientes, aunque la realidad del capitalismo globalizado haya establecido que el capital sea el factor hegemónico y, por lo tanto, la presencia y la retribución relativa de los otros tres no sea fruto de infantiles equilibrios teóricos entre oferta y demanda, sino simplemente determinado por el poder del capital.


Las políticas públicas que apunten a hacer viables mayores niveles de justicia social deben necesariamente tener en cuenta esta clara hegemonía actual del capital y deben tratar de condicionarla y contrarrestarla.


En otros documentos podremos analizar las líneas de acción posibles respecto de la tierra o el trabajo, pero en este momento agregaré algunas reflexiones sobre el conocimiento, el factor recién llegado a la ecuación.


Hay varios planos de conocimiento productivo posibles. El primero es el reclamado habitualmente por muchos ámbitos empresarios: la llamada “mano de obra calificada”. Como una más de las tantas ratificaciones de la hegemonía casi brutal del capital en la sociedad moderna, se espera que el Estado sea el encargado de formar técnicamente a los asalariados industriales y se señala, por caso, el deterioro de las escuelas técnicas a fines del siglo recién concluido, como una exclusiva responsabilidad pública.

Esta es una más de las discusiones pendientes, sobre socialización de esfuerzos que luego tienen apropiación individual. Un segundo plano es el del saber abarcador, el “saber cómo” producir un determinado bien. Este constituye la esencia del factor de producción conocimiento. Las grandes corporaciones multinacionales atesoran estos saberes con particular devoción. Desarrollan componentes en sus propias unidades de investigación, los complementan con acuerdos con universidades u otros centros de creación intelectual y ponen bajo siete llaves de patentes todo logro final. Saben de qué se trata y su importancia.


Un país que aspira a construir libremente mejor calidad de vida general debe poder contar cada día con mayor bagaje de conocimiento productivo a disposición de la comunidad. Desde las industrias más simples hasta las de creciente complejidad, no habrá forma de reducir el poder hegemónico del capital que no esté asociada a conseguir que cualquier ámbito social pueda disponer de conocimiento productivo, y este tendrá que poder ser incorporado al propio tejido, sin depender sólo de la vocación de algún inversor por comprar ese conocimiento en algún otro lugar y luego “generar empleo” allí.


Esta es una responsabilidad pública. La formación de técnicos y profesionales no puede estar orientada centralmente a proveer trabajo técnico al capital. En todo caso, esa debe ser sólo una opción entre varias. Los otros caminos deben incluir tanto a las universidades como a los organismos del sistema de ciencia y tecnología argentino, con una mirada nueva.

El conocimiento, en tal caso, será realmente un factor independiente del desarrollo nacional y no un elemento subordinado que se aporta por demanda a quien lo incorpore a una ecuación de costos y compare esa posible provisión local con los costos de la casa matriz o con los de importar los bienes terminados desde China, o a quien simplemente tome la decisión de mantener el bloqueo sobre el conocimiento, a partir de más y más patentes inscriptas en el mundo central”.

Este artículo del Ing Martínez fue publicado el 06-10-10 en Tiempo Argentino: http://tiempo.elargentino.com/notas/conocimiento-cuarto-factor-de-produccion

Reflexiones

Tema central este de la apropiación privada del conocimiento público. El hecho de que el mismo haya sido tratado desde diferentes áreas del conocimiento, prácticamente sin conexión entre ellas, habla no sólo de la importancia del mismo, sino de que se lo percibe desde distintos ángulos.

Nosotros, que desde el año 2002 venimos promoviendo la Producción Pública de Medicamentos y Vacunas como proyecto estratégico en Salud y en CyT, también vemos que la inacción en esa área, se acopla perfectamente a esas manifestaciones de profesionales de otras áreas del conocimiento.

Porque en medicamentos -y en muchas otras áreas más-, hay conocimiento público pero no se lo utiliza a pleno. Y eso es desconcertante porque habitualmente se articula fluidamente con el sector privado, pero no con el público. Siempre hay algo en el camino, pero lo que no hay son argumentos que justifiquen semejante omisión.

Ante esto deberíamos preguntarnos:

¿ Está la comunidad científica de acuerdo con que los conocimientos que se generan en el sector público se traten como un bien de mercado ?.

De ser así, ¿ cómo se protegen los aportes económicos de la sociedad argentina para la generación de esos conocimientos ?

En caso contrario, ¿ qué herramientas posee el sector de CyT para evitar la mercantilización del conocimiento ?

Porque es importante poder plantearnos si es necesario reorientar las políticas en CyT, o dotarla de mayores contenidos, o si debemos aspirar a una presencia política más protagónica, entre otras variantes.

Porque de continuar con este esquema de apropiación privada del conocimiento público, la ciencia quedará en situación de remate y sin agenda social.

Apoyarse sólo en el sector privado no va a permitir generar una política de Estado en CyT, todo lo contrario. Sólo la apropiación pública del conocimiento público permitirá resolver problemáticas estratégicas, sociales y económicas, tres ejes fundamentales que no pueden quedar afuera de las políticas públicas en CyT.

Porque utilizar el conocimiento público para resolver problemáticas propias, es un instrumento insoslayable de soberanía.

FE de ERRATA: Red IAS (Red Inclusión Argentina Síndrome de Down)

El texto difundido la semana pasada tenía un error en el correo electrónico al cual había que adherir a la Multisectorial formada por la Red IAS. El correcto es aulaparatodos@yahoo.com.ar .

Por iniciativa de la Red IAS se está conformando una Multisectorial a integrarse por Organizaciones y/o particulares para informar y apoyar un Proyecto de Ley de Educación Inclusiva en la Ciudad de Buenos Aires. Este proyecto, elaborado por ASDRA (Asociación de Síndrome de Down de la República Argentina), fue presentado el 06/08/10 en la Legislatura. Posteriormente, extenderemos este objetivo a las provincias.

Los integrantes de esta Multisectorial serán las ONG de la Red IAS más todos aquellos sectores y/o personas que nos quieran acompañar. El objetivo de este emprendimiento es conformar una Red Virtual plural para ser difundida a todos los sectores de la comunidad, especialmente para aquellos que no pertenezcan al colectivo de la discapacidad. Los propósitos son informar sobre la importancia de una educación inclusiva para todos y no solo para nuestros hijos e invitar a adherir a esta propuesta en todo el país.

Las Organizaciones y/o personas que quieran formar parte de esta Multisectorial, deben enviar un mail a aulaparatodos@yahoo.com.ar , poniendo Nombre de la Organización o persona y su dirección de correo electrónico. En asunto poner: Escuela para Todos.

La coordinación de esa Multisectorial será a través de una Red Virtual en http://unaulaparatodos.blogspot.com/ . Además, en la web se informará sobre la evolución del Proyecto de Ley, y de todos los contenidos inherentes a la discapacidad.

Este texto se difunde a: Presidencia de la Nación, Jefatura de Gabinete, Ministerios de Educación, Salud, Defensa, Cancillería, Ciencia y Tecnología, Ministerios de Salud Provinciales, ANMAT, Diputados y Senadores Nacionales, Legisladores y Funcionarios Provinciales y C.A.B.A., Academias Nacionales, Instituciones del Sector CyT (INTA, INTI, CNEA, CONICET, SEGEMAR, CONAE, CITEFA, INIDEP, SENASA, INA, ANLIS-Malbrán, UTN), Facultades de Universidades Nacionales, ONG, Laboratorios de PPMV, etc).