Introducción
Durante el año 2008 difundimos varios artículos de opinión en donde sus autores reflejaban distintos aspectos -aún vigentes- relacionados al sector CyT en nuestro país y, además, sugerían implícita o explícitamente algunas propuestas para su solución.
Algunos de esos artículos fueron los siguientes:
“Una política científica integral” de la Dra Susana Murillo (http://www.pagina12.com.ar/
"Viejas Preguntas para el nuevo Ministerio" de las Dras Cristina Romagnoli, Mabel Cardello y Estela Fernández Nadal (http://www.losandes.com.ar/
"Una brújula posible para hacer ciencia hoy en la Argentina" del Dr Alberto Kornblihtt (http://www.clarin.com/diario/
“Además de las retenciones” del Ing Enrique Martínez (http://www.pagina12.com.ar/
"Nuestra ciencia necesita algo más" del Dr Diego Hurtado (http://www.clarin.com/diario/
“LA CIENCIA ARGENTINA”
Recientemente, uno de los autores arriba mencionados -Diego Hurtado- (*) ha publicado el libro:
“LA CIENCIA ARGENTINA”
Un proyecto inconcluso 1930-2000
Ahí Diego Hurtado hace una recorrida histórica acerca de la generación de las principales instituciones en CyT en nuestro país, en donde nos muestra a los diferentes actores -políticos, científicos, tecnólogos, etc- ligados tanto a los avances como a los retrocesos en el área de ciencia y tecnología en Argentina.
Según el autor, la hipótesis que motiva el libro “puede formularse brevemente: la debilidad crucial del complejo científico-tecnológico argentino es política e institucional”.
Esa debilidad tiene para Hurtado -sobre todo desde la vuelta de la democracia- por lo menos, una causa. Así, se pregunta: “¿Cómo es posible formular políticas para este sector si se desconocen las trayectorias de sus instituciones, las consecuencias del impacto que tuvieron sobre su desempeño las variadas formas de inestabilidad económica y política características del siglo XX, o la evolución de sus contactos con otras esferas de la actividad social ?”.
En otra parte de la Introducción hace mención a que durante décadas, en el campo académico y en el político, quienes se dedicaron a pensar y elaborar políticas en CyT fueron sucesivamente hipnotizados por los casos de Alemania, Estados Unidos, Japón o Corea del Sur, o más recientemente por Finlandia, Irlanda e Israel. Y que las políticas públicas en CyT descansan en fórmulas que toman atributos de otros sistemas e intentan incrustarlos en los procesos institucionales locales.
Y toma posición frente a esto cuando dice: “… hoy resulta obvio que no es lo mismo hacer investigación y desarrollo en Rosario, Quito o Caracas que en California, Berkeley o Tokio. Es decir, el conocimiento científico y tecnológico no nace universal. Nace local. La ciencia y la tecnología como prácticas sociales no se universalizaron (mundializaron) por el poder de la verdad científica. Tampoco fue éste fue un proceso altruista y espontáneo”.
Y plantea que, como prácticas sociales, las actividades CyT “. . . involucran procesos “densos” de significado que no son susceptibles de ser aprehendidos por marcos teóricos universales, o reorientados a partir de transferencias automáticas de otras realidades nacionales”.
Concluye diciendo: “La historia de las políticas científicas y tecnológicas en la Argentina conoce de estos fracasos y todavía se pregunta qué hacer con las universidades y las instituciones públicas de investigación y desarrollo, cómo producir conocimiento que se integre al sector productivo o resuelva problemas sociales, cómo evitar la fuga de cerebros”.
Al final de la Introducción y a modo de reflexión, expresa: “…este libro intenta mostrar algunos indicios a favor de la hipótesis de que las razones del subdesarrollo científico y tecnológico -en Argentina- . . . . .deben rastrearse en el nivel de la falta de competencias para la formulación y ejecución de políticas y, como consecuencia, de instituciones poco adecuadas a las necesidades extremas determinadas por un campo de fuerzas de dependencia estructural”.
Sintetizando, pensamos que “LA CIENCIA ARGENTINA” ilustra sobre aspectos poco conocidos de la evolución del sector CyT en nuestro país, hecho que nos permite ampliar y profundizar la mirada, brindándonos instrumentos necesarios tanto para definir las políticas en CyT, así como para instrumentar su planificación.
Los interesados pueden encontrar el libro en la cadena Cúspide: http://www.cuspide.com/isbn/
(*) Diego Hurtado es doctor en Física de la UBA y profesor de Historia de la Ciencia en la UNSAM, donde dirige el Centro de Estudios de Historia de la Ciencia José Babini. Es investigador de CONICET en Historia de la Ciencia en América Latina y profesor en la maestría de Política y Gestión de la Ciencia de la UBA. También es conductor de la serie de documentales Territorios de Ciencia, en Canal Encuentro.