Introducción
El 14 de julio de 2008, en el marco del Programa de Áreas Estratégicas (PAE) de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica del Ministerio de CyT, se anunció el financiamiento del proyecto PAE VacSal para el mejoramiento y diseño de nuevas formulaciones para la Producción Nacional de Vacunas del Calendario Nacional.
Los responsables del proyecto son tres instituciones públicas (Facultad de Ciencias Exactas-UNLP, ANLIS-Malbrán, Ministerio de Salud de la Nación) y una empresa privada (Instituto Biológico Argentino SAIC). El proyecto será conducido por el Ministerio de Salud.
El acto de presentación del PAE VacSal se hizo en la Casa de Gobierno ante numeroso púbico y contó con la presencia de la Presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner - el Ministro de CyT, Lino Barañao - La Ministra de Salud Graciela Ocaña, el Ministro del Interior Florencio Randazzo, el Secretario Legal y Técnico Carlos Zaninni, y otras autoridades. Hablaron la Presidenta de la Nación y el Ministro de CyT.
La Marcha de las Vacunas
El 8 de julio de 2008 salió un artículo en el diario Página/12 en donde se refleja la situación actual de la Producción de Vacunas del Calendario Nacional. La nota fue escrita por el periodista Pedro Lipcopich y se titula: "Una vacuna de pura cepa local" que, además, tiene una subnota. Artículo y subnota se transcriben a continuación:
Por Pedro Lipcovich
Una nueva vacuna contra la tos convulsa se desarrolla en la Universidad de La Plata. El fármaco -que superó satisfactoriamente los ensayos con animales de laboratorio- pertenece a una reciente generación de vacunas contra esta enfermedad y hasta ahora se muestra más efectiva que las que se producen en otras partes del mundo. La tos convulsa crece en el mundo y particularmente en la Argentina: sucede que las vacunas existentes no son totalmente efectivas y pueden presentar efectos secundarios de cierta importancia (pero siempre menos graves que el riesgo de no vacunar al chico). La vacuna que se desarrolla en La Plata podría ofrecer más eficacia con menos efectos adversos. Su elaboración se enmarca en el proyecto de reactivar la producción nacional de vacunas, y esto, para la tos convulsa, podría ser crucial: los investigadores advierten que las cepas de las que están hechas las actuales vacunas, importadas, no cubrirían totalmente las cepas que prevalecen en la Argentina.
La vacuna se desarrolla en el Instituto de Biotecnología y Biología Molecular de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Daniela Hozbor -profesora en la UNLP-, directora de la investigación, recordó que “la inmunización contra la tos convulsa se hizo masiva en los años ’40 e hizo caer drásticamente los casos de esta enfermedad, que puede ser mortal”. Sin embargo, “la OMS ha impartido la consigna de mejorar esta vacuna, y distintas investigaciones en el mundo intentan lograrlo”.
¿Por qué hay que mejorarla? “La vacuna clásica no es de las mejores en cuanto a su eficacia, que no supera al 85 por ciento, y, aunque en casos muy raros, puede producir reacciones adversas importantes”, contestó la investigadora.
La vacuna clásica se elabora tomando entera la bacteria que produce la tos convulsa y matándola por calor. “Desde hace ya varios años, existe otro tipo de vacunas llamadas ‘acelulares’, porque no usan la célula completa de la bacteria, sino sólo algunas de sus proteínas, para eliminar los componentes que pueden producir reacciones adversas. Al presentar menos reacciones secundarias que las clásicas, es posible aplicarlas no sólo a niños, sino a adolescentes y adultos, en quienes los efectos adversos de la vacuna clásica son más fuertes. Vacunar a los grandes es importante porque, aunque en ellos la tos convulsa no suele ser grave, al no estar vacunados contagian a los chiquitos, y en éstos puede ser mortal”, contó Hozbor.
“Hoy, las vacunas clásicas se utilizan sobre todo en los países en desarrollo y las ‘acelulares’ en países desarrollados; en algunos, ya se vacuna a adolescentes y adultos.” Sin embargo, estas vacunas, aunque tengan menos efectos tóxicos, “hasta ahora no mejoran el porcentaje de eficacia”, advirtió Hozbor.
La vacuna que se desarrolla en La Plata es “acelular”, pero con la particularidad de que “las proteínas que la constituyen no están aisladas, sino en una única estructura”, lo cual le otorga, “por lo menos en ensayos con animales, una mayor eficacia y seguridad. Además podría ser aplicada por vía intranasal, en vez de inyectable”. Claro que “falta todavía la investigación sobre seres humanos, que en breve estaríamos en condiciones de iniciar”, anticipó.
Y todavía hay más: mientras se desarrolla el nuevo producto, el laboratorio platense ya está en condiciones de mejorar la vacuna clásica que se usa en la Argentina –y que actualmente se importa–, adecuándola a las cepas que prevalecen en nuestro país: “En colaboración con el Instituto Malbrán –dependiente del Ministerio de Salud de la Nación– hemos aislado bacterias en pacientes de nuestro medio, y no son iguales a las de las vacunas importadas”, lo cual, por supuesto, reduce aun más la eficacia de la vacuna. La solución requiere una producción nacional.
“Ya fue aprobado un proyecto, surgido en nuestra facultad y en relación con el Malbrán, para reactivar la producción nacional de la vacuna triple, que incluye también el tétanos y la difteria y que, para la tos convulsa, se hará a partir de las cepas prevalentes en la Argentina. Esto servirá también para reactivar una cadena productiva de vacunas, que funcionó en la década de 1980 y hoy está desmantelada”, anunció Daniela Hozbor.
SUBNOTA
"Reactivar la producción pública de vacunas permitirá ahorrar millones, pero exige poner en condiciones los laboratorios públicos”, advirtió Martín Isturiz, investigador del Conicet, miembro del Grupo de Gestión de Políticas de Estado en Ciencia y Tecnología.
“La vacuna BCG producida en la Universidad de La Plata (1) es referencia de la OMS para América latina y el Caribe pero, en la Argentina, no se puede utilizar fuera de la provincia porque el laboratorio no tiene certificación de la Anmat”, denunció Isturiz y observó que “invirtiendo en adecuar los laboratorios, podríamos ya elaborar las vacunas doble y triple y apuntar a la cuádruple, que se importa a un costo de diez millones de dólares al año”.
(1) en lugar de Universidad de La Plata, debería decir Instituto Biológico de La Plata.
El 14 de julio de 2008, en el marco del Programa de Áreas Estratégicas (PAE) de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica del Ministerio de CyT, se anunció el financiamiento del proyecto PAE VacSal para el mejoramiento y diseño de nuevas formulaciones para la Producción Nacional de Vacunas del Calendario Nacional.
Los responsables del proyecto son tres instituciones públicas (Facultad de Ciencias Exactas-UNLP, ANLIS-Malbrán, Ministerio de Salud de la Nación) y una empresa privada (Instituto Biológico Argentino SAIC). El proyecto será conducido por el Ministerio de Salud.
El acto de presentación del PAE VacSal se hizo en la Casa de Gobierno ante numeroso púbico y contó con la presencia de la Presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner - el Ministro de CyT, Lino Barañao - La Ministra de Salud Graciela Ocaña, el Ministro del Interior Florencio Randazzo, el Secretario Legal y Técnico Carlos Zaninni, y otras autoridades. Hablaron la Presidenta de la Nación y el Ministro de CyT.
La Marcha de las Vacunas
El 8 de julio de 2008 salió un artículo en el diario Página/12 en donde se refleja la situación actual de la Producción de Vacunas del Calendario Nacional. La nota fue escrita por el periodista Pedro Lipcopich y se titula: "Una vacuna de pura cepa local" que, además, tiene una subnota. Artículo y subnota se transcriben a continuación:
DESARROLLAN UNA VACUNA CONTRA LA TOS CONVULSA EN LA UNIVERSIDAD DE LA PLATA
Una vacuna de pura cepa local
Las versiones que circulan en el país combaten cepas internacionales, pero no tienen tanto impacto en la Argentina. El producto también presenta menos efectos adversos. Forma parte del proyecto de reactivación de la producción nacional de vacunas.
Por Pedro Lipcovich
Una nueva vacuna contra la tos convulsa se desarrolla en la Universidad de La Plata. El fármaco -que superó satisfactoriamente los ensayos con animales de laboratorio- pertenece a una reciente generación de vacunas contra esta enfermedad y hasta ahora se muestra más efectiva que las que se producen en otras partes del mundo. La tos convulsa crece en el mundo y particularmente en la Argentina: sucede que las vacunas existentes no son totalmente efectivas y pueden presentar efectos secundarios de cierta importancia (pero siempre menos graves que el riesgo de no vacunar al chico). La vacuna que se desarrolla en La Plata podría ofrecer más eficacia con menos efectos adversos. Su elaboración se enmarca en el proyecto de reactivar la producción nacional de vacunas, y esto, para la tos convulsa, podría ser crucial: los investigadores advierten que las cepas de las que están hechas las actuales vacunas, importadas, no cubrirían totalmente las cepas que prevalecen en la Argentina.
La vacuna se desarrolla en el Instituto de Biotecnología y Biología Molecular de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Daniela Hozbor -profesora en la UNLP-, directora de la investigación, recordó que “la inmunización contra la tos convulsa se hizo masiva en los años ’40 e hizo caer drásticamente los casos de esta enfermedad, que puede ser mortal”. Sin embargo, “la OMS ha impartido la consigna de mejorar esta vacuna, y distintas investigaciones en el mundo intentan lograrlo”.
¿Por qué hay que mejorarla? “La vacuna clásica no es de las mejores en cuanto a su eficacia, que no supera al 85 por ciento, y, aunque en casos muy raros, puede producir reacciones adversas importantes”, contestó la investigadora.
La vacuna clásica se elabora tomando entera la bacteria que produce la tos convulsa y matándola por calor. “Desde hace ya varios años, existe otro tipo de vacunas llamadas ‘acelulares’, porque no usan la célula completa de la bacteria, sino sólo algunas de sus proteínas, para eliminar los componentes que pueden producir reacciones adversas. Al presentar menos reacciones secundarias que las clásicas, es posible aplicarlas no sólo a niños, sino a adolescentes y adultos, en quienes los efectos adversos de la vacuna clásica son más fuertes. Vacunar a los grandes es importante porque, aunque en ellos la tos convulsa no suele ser grave, al no estar vacunados contagian a los chiquitos, y en éstos puede ser mortal”, contó Hozbor.
“Hoy, las vacunas clásicas se utilizan sobre todo en los países en desarrollo y las ‘acelulares’ en países desarrollados; en algunos, ya se vacuna a adolescentes y adultos.” Sin embargo, estas vacunas, aunque tengan menos efectos tóxicos, “hasta ahora no mejoran el porcentaje de eficacia”, advirtió Hozbor.
La vacuna que se desarrolla en La Plata es “acelular”, pero con la particularidad de que “las proteínas que la constituyen no están aisladas, sino en una única estructura”, lo cual le otorga, “por lo menos en ensayos con animales, una mayor eficacia y seguridad. Además podría ser aplicada por vía intranasal, en vez de inyectable”. Claro que “falta todavía la investigación sobre seres humanos, que en breve estaríamos en condiciones de iniciar”, anticipó.
Y todavía hay más: mientras se desarrolla el nuevo producto, el laboratorio platense ya está en condiciones de mejorar la vacuna clásica que se usa en la Argentina –y que actualmente se importa–, adecuándola a las cepas que prevalecen en nuestro país: “En colaboración con el Instituto Malbrán –dependiente del Ministerio de Salud de la Nación– hemos aislado bacterias en pacientes de nuestro medio, y no son iguales a las de las vacunas importadas”, lo cual, por supuesto, reduce aun más la eficacia de la vacuna. La solución requiere una producción nacional.
“Ya fue aprobado un proyecto, surgido en nuestra facultad y en relación con el Malbrán, para reactivar la producción nacional de la vacuna triple, que incluye también el tétanos y la difteria y que, para la tos convulsa, se hará a partir de las cepas prevalentes en la Argentina. Esto servirá también para reactivar una cadena productiva de vacunas, que funcionó en la década de 1980 y hoy está desmantelada”, anunció Daniela Hozbor.
SUBNOTA
Acondicionar para el ahorro
"Reactivar la producción pública de vacunas permitirá ahorrar millones, pero exige poner en condiciones los laboratorios públicos”, advirtió Martín Isturiz, investigador del Conicet, miembro del Grupo de Gestión de Políticas de Estado en Ciencia y Tecnología.
“La vacuna BCG producida en la Universidad de La Plata (1) es referencia de la OMS para América latina y el Caribe pero, en la Argentina, no se puede utilizar fuera de la provincia porque el laboratorio no tiene certificación de la Anmat”, denunció Isturiz y observó que “invirtiendo en adecuar los laboratorios, podríamos ya elaborar las vacunas doble y triple y apuntar a la cuádruple, que se importa a un costo de diez millones de dólares al año”.
(1) en lugar de Universidad de La Plata, debería decir Instituto Biológico de La Plata.