martes, 10 de agosto de 2010

Carrasco - Eventos - Historia

Dr Andrés Carrasco

Es Investigador Principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y Profesor/ Director del Laboratorio de Embriología Molecular de la Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires.

Nos sumamos a otras organizaciones y personas para solidarizarnos con el Dr Carrasco y expresamos nuestro repudio por los hechos de violencia del sábado 7 de agosto de 2010 en la localidad de La Leonesa -Provincia. de Chaco-, como consecuencia de una charla que iba a dar sobre los efectos nocivos del glifosato, y otros agroquímicos.

Según información que poseemos, alrededor de 20 personas comenzaron a golpear a los vecinos que iban a asistir a la conferencia, resultando varios heridos, entre ellos, el diputado Martínez, de la provincia de Chaco. Además, hubo pedidos de presencia de la Gendarmería Nacional pues corría peligro la integridad física de los organizadores, los vecinos y del propio Carrasco. Hubo altas autoridades locales comprometidas en el hecho.

En lugar de manifestarse con actitudes patoteriles que sólo defienden intereses personales /sectoriales, sería interesante que alguna vez esa disconformidad no la expresaran desde la prepotencia, sino sobre la base de argumentos.

Por otra parte, ante hechos de esta naturaleza, sería importante que se expidieran, en principio del CONICET, al cual el Dr Carrasco pertenece, así como otros organismos, universidades y la comunidad en general.

Porque también es conocido, aunque tuvo escasa difusión, que algunas manos negras impidieron que el Dr Carrasco hablara en la reciente Feria del Libro. Nos preguntamos: ¿quién fue ? - ¿ por qué no quieren que hable ? - ¿ por qué no se identifican ?.

Además, las universidades deberían promover la discusión sobre el tema agroquímicos, en donde se pueda escuchar a diferentes expertos en un mismo panel. De un lado y del otro. Porque si hay voces disonantes con la posición que sostienen el Dr Carrasco y otros, bienvenidas, pero que se expresen en forma pública e identificable. Porque de esa discusión podrían surgir, además, recomendaciones a las autoridades competentes.

Eventos

- Jueves 12 de agosto - AUDIENCIA PÚBLICA

Los diputados Eduardo Macaluse y Graciela Iturraspe (SÍ-Unidad Popular), Claudio Lozano (Buenos Aires para Todos), Mónica Fein (PS de Santa Fe) y Virginia Linares (GEN) invitan a debatir sobre Producción Pública de Medicamentos.

14.30 a 19 hs, Piso 2º, Sala 1, Anexo del Congreso de la Nación, Rio Bamba 25, CABA.

- Viernes 13 de agosto - Espacio CARTA ABIERTA (www.cartaabierta.org.ar ).

2º FORO para la elaboración de Políticas Públicas de Salud: POLÍTICA de MEDICAMENTOS.

A las 17:45 hs - Biblioteca Nacional / Sala J.L. Borges.

Más detalles sobre los eventos en: http://grupogestionpoliticas.blogspot.com/2010/08/carta-abierta-audiencia-raro-h-berretta.html .

Un poco de Historia de la Ciencia

Luego de participar en el Congreso del Bicentenario organizado por la Universidad Nacional de Córdoba, desde la Secretaría de CyT de esa universidad le hicieron una nota al físico e historiador de la Ciencia, Dr Diego Hurtado de Mendoza.

Creímos importante difundir algunos fragmentos de la entrevista al Dr Hurtado de Mendoza porque nos permite ver algunas de las cosas que nos pasan, como la dependencia cultural o la fragmentación institucional, entre otras.

La nota es del 4 de junio de 2010 y giró en torno a los inicios de la ciencia en la Argentina: ¿Qué rol jugó la ciencia en la formación del Estado nacional? ¿En qué proyecto de nación se insertó la producción de conocimiento científico? ¿Cuáles fueron las políticas científicas que se aplicaron en estos 200 años? ¿Hacia dónde deben dirigirse las políticas científicas en Argentina?.

Por razones técnicas, sólo transcribimos una parte de la entrevista que va desde la época de Sarmiento en adelante. De cualquier manera, los interesados pueden ver la nota completa en: http://www.secyt.unc.edu.ar/Nuevo/portada_contenido.php?idNota=255

La entrevista fue titulada:

La ciencia en la Argentina nace con una variable muy fuerte de imperialismo cultural

- Al margen de la Campaña del Desierto y del rol que cumplieron allí los científicos, el gobierno de Sarmiento es el que impone la institucionalización a través del Observatorio Astronómico y las Academias de Ciencias…en ese momento se formula un proyecto. ¿Qué lo caracteriza, hacia dónde se apunta?

- Con Sarmiento, la ciencia empieza a institucionalizarse con un componente simbólico muy alto. Las elites políticas argentinas consideran que un país civilizado tiene que tener ciencia. Pero claro, los países avanzados consideran que la ciencia tiene que tener un rol utilitario muy importante. Este es un juego que yo todavía estoy tratando de entender. En la Argentina el proceso comienza con un componente puramente simbólico, porque si hubiéramos pensado en una ciencia de carácter utilitario, si Sarmiento hubiera pensado en la utilidad económica probablemente no hubiera comenzado con el Observatorio, no habría empezado por mirar el cielo, más allá de que la Astronomía juega un rol importante. Hubiera promovido otros aspectos, que de hecho lo hizo pero no con la misma intensidad. Este yo creo que es un componente simbólico muy importante. Quince, veinte años después ya se transformó, y ves que se construyó un instituto Geográfico, el Observatorio de la Plata, que tienen objetivos muy concretos destinados a la Marina. Entonces, al componente simbólico se le agrega rápidamente un componente utilitario. Es decir, la producción de conocimiento científico desde la Astronomía, la Geografía, necesario para la construcción del Estado.

- En otras palabras, no se pensaba en términos de ciencia utilitaria y ciencia “pura”…

- Si, claramente. Pero además, si uno estudia el caso del ideal de Sarmiento alrededor el Observatorio y que contrata a Benjamin Gould para dirigirlo, puede advertir que el proyecto fue un fracaso, porque se va a tardar más de 60 años en que el Observatorio quede en manos de astrónomos argentinos. Cuando uno va a ver cómo se institucionaliza la Astronomía en otros países de América Latina, todos padecen esta misma debilidad. Lo que se esperaba que iba a florecer no de manera inmediata, pero sí en un plazo de 20 años, que Gould iba a formar científicos argentinos, no ocurrió. Y esto tiene que ver con los intereses de extranjeros que se instalan en un país que no es el suyo, donde no se insertan en una tradición de producción y legitimación, porque la ciencia se mueve mucho de valores, ¿vos querés ganar el premio Nobel o querés hacer un aporte a la ciencia argentina?. Si vos querés ganar el premio nobel probablemente te convenga migrar o trabajar muy en contacto con científicos de EE.UU. y Europa, y sí es así, seguramente tu agenda de trabajo e investigación no va a responder a las políticas de ciencia y tecnología de nuestro país. Es decir, estas buscando la legitimación de la comunidad científica internacional. Esto Sarmiento no lo tiene muy presente. Y lo que hoy nos damos cuenta es que América Latina tiene que crear mecanismos de legitimación propia. Es decir, un premio Nobel latinoamericano que los científicos quieran ganar y no por trabajar en temas de punta sino por lo que se supone que para América Latina es relevante. Ahora ¿Quién va a definir lo que para América Latina es relevante? Allí aparece todo el trabajo que nos falta.

- Volviendo a Sarmiento, ¿qué elementos se pueden identificar a nivel cultural de esta época que llevaron a pensar la ciencia desde esta forma puramente simbólica?

- Lo que funciona en Sarmiento y sus contemporáneos, es el mito compartido en toda América Latina de la ciencia como un gran proceso internacional de colaboración. Uno diría hoy que es una mirada ingenua, donde se supone que va a venir un científico norteamericano y va a ayudar a formar científicos argentinos, astrónomos argentinos. Y eso no va a ocurrir. Porque la ciencia en EE.UU ya está muy evolucionada, se juegan intereses pesados, importantes. Benjamin Gould viene para seguir ganando prestigio como astrónomo norteamericano, lo mismo va a pasar con los naturalistas que Sarmiento trae para la Academia Nacional de Ciencias acá a Córdoba. Va a ser algo de lo que van a adolecer los países que vienen de la colonia: un juego de ingenuidad e ideología heredada, que los hace pensar que la ciencia es una gran empresa internacional, altruista, compartida, donde todos buscamos conocimiento por el bien de la humanidad. Esta retórica está presente en todo el siglo XIX, y también la comparten los científicos norteamericanos, pero los norteamericanos tienen políticos que entienden que eso es una “cascarita” retórica. Por eso te corres 100 años más tarde y ves el proyecto Manhattan, que fue secreto, para terminar con una guerra, para terminar de consolidad la hegemonía de una potencia. Entonces te preguntas ¿dónde está el internacionalismo y la actitud altruista de la ciencia?.

- Una mirada ingenua, que es propia de un país dependiente culturalmente…

- Exactamente, aunque yo no me hubiera animado a decirlo en esos términos, pero me cuesta entender por qué esta mal decirlo así. Pero yo creo que es así. Tal vez, yo que soy historiador, debería decirlo de manera más matizada, pero creo que hoy hay elementos para pensar que, efectivamente, la ciencia en Argentina nace con una variable muy fuerte de imperialismo cultural. Sé que este es un elemento chocante, donde hay que argumentar mucho. Pero hay indicios claros, como esto que te comento, la ideología del internacionalismo, la Astronomía del siglo XIX, la ciencia paradigmática, el mito de que los datos se comparten.
Todo es una ingenuidad, que es comprensible, porque Sarmiento no era tonto, es el contexto que lo lleva a pensar de esa manera. Nosotros en ese contexto pensaríamos igual que Sarmiento. Es muy difícil trascender esa época.

- Además de la referencia al Observatorio Astronómico, esto que llamás imperialismo cultural ¿lo podés ver en otros casos concretos, ejemplificadores, dentro del campo científico?

- Otro ejemplo es el caso del Observatorio de La Plata, que es dirigido por un astrónomo francés contratado especialmente. Y el Observatorio se suma al programa de investigación de la Astronomía francesa, liderado por la Marina francesa. Ahí uno ve el imperialismo cultural. Hay otro ejemplo clarísimo, que es el Instituto de Física de La Plata. Cuando se crea la Universidad Nacional de La Plata en 1905 bajo el concepto de “Universidad Científica” tomando el modelo de las Universidades anglosajonas, se crea el Instituto de Física y como no tenemos físicos en Argentina se trata de traer los mejores físicos que se puedan y como en ese momento Argentina era un país relativamente rico, se dio el lujo de traer físicos alemanes de primera línea. De pronto en 1912 en Argentina, había un Centro de Física Alemana fuera de Alemania. Ahora, esto respondió a una política de expansionismo cultural del gobierno alemán, está muy claro. El gobierno alemán favorece, a través del Instituto argentino germano, que se instale un grupo de físicos alemanes, pero por una cuestión que Alemania está interesada en avanzar en términos culturales y todos sabemos que dentro del capitalismo avanzar culturalmente es avanzar a posteriori y en un sentido económico, se va detrás de la búsqueda de mercados. Esto es una estrategia de los países europeos y de EE.UU ya a comienzos del siglo XX. El caso del Instituto de Física de la Plata está estudiado por el historiador Lewis Pyenson como un caso de imperialismo cultural.

- Lo cierto es que la ciencia no puede desarrollarse al margen de la política. En el siglo XIX, la Argentina definió un perfil científico dentro de un proyecto de Nación determinado. ¿Qué alcances tuvo ese proyecto?

- Creo que en esa época se cristalizan muchas cosas importantes, que va a llegar hasta la década del 40, que van a definir líneas de trabajo, de investigación, poco dinamismo en algunas áreas, por haber definido una economía agroexportadora.
Un puede comparar la Argentina con el caso de EE.UU y preguntarse ¿qué es lo que hace que EE.UU tenga tan tempranamente una ciencia tan dinámica? Y creo que tiene mucho que ver con un perfil económico que define la clase política norteamericana, pero ya en el siglo XVIII, en la independencia, en 1776. Uno vé 20 o 30 años después una cultura política vinculada al desarrollo científico que es difícil de entender. Al estudiarla, te das cuenta rápido: se definió el perfil productivo del país.

- La Argentina no pudo definir un perfil…

- Nuestro problema, desde mi punto de vista, es que este perfil lo definimos y redefinimos muchas veces. Tuvimos momentos de definición muy clara. Yo rescato el segundo Plan Quinquenal del Gobierno de Perón, que creo que fue un logro nacional, no fue un logro del peronismo. Porque Perón quiere planificar la economía porque los países avanzados planifican su economía, no hay ningún país desarrollado que no lo haga. De hecho las grandes burocracias estatales llegan a entender que necesitan de las ciencias sociales. Uno ve que en el segundo Plan Quinquenal- repito, a mi no me importa quién lo hizo- hay una política para la ciencia y la tecnología. Esto para América Latina fue un hito. Que fue borrado, tres años más tarde. Aunque el peronismo llevó adelante varias líneas de ese plan, como la tecnología aeronáutica, el desarrollo de tecnología nuclear. ¿Y por qué fue borrado? Porque una Dictadura decidió que había que limpiar con esos diez años de “tiranía”; una “tiranía” que había surgido del voto popular. No fueron diez años de logros peronistas, muchas cosas venían de antes. Fue un logro del peronismo, de diez años de la comunidad científica y sistema de avanzada, de militares industrialistas como Mosconi, de la creación de YPF, etc. Cuando se borraron los diez años del peronismo, en realidad se borraron 50 años de historia. Esto fue tremendo en términos de la construcción de un país que quiere tener ciencia y tecnología. Y a partir de ahí se empezó otra historia desde cero, la capacidad planificadora de las dictaduras fue nula, entonces ahí se cristaliza el sistema científico tecnológico, el INTI por un lado, el INTA por el otro, las Universidades por otro, el Conicet que apoya a las Universidades. ¿Pero cómo generamos algo conjunto?. Se reunían todas las instituciones y se repartían fondos. Bueno, yo creo que sobre el daño que produjo la Revolución Libertadora de 1955 todavía no somos muy concientes. Se cancelaron instituciones, la CNEA (Comisión Nacional de Energía Atómica) se reorganizó, había cosas muy interesantes que fueron borradas del mapa. Aunque creo que lo más importante que se perdió fue la competencia política para formular políticas de ciencia y tecnología.

- ¿Qué ocurre mientras tanto en los países desarrollados, cómo se genera el proceso de desarrollo de las instituciones científicas?

- En general, en países como Francia, Estados Unidos o en menor medida en Italia y España, la Instituciones crecen por procesos de diferenciación. Por ejemplo en el siglo XVII nacen las academias científicas, porque las Universidades tienen tradición escolástica, y de las Academias se desprenden Observatorios, los Jardines Botánicos. Pero esta fragmentación requiere luego de políticas para la integración. Los ciclos de maduración institucional se pueden resumir en procesos de fragmentación e integración, diferenciación e integración. Un país crea un modelo, como la universidad Humboldtiana, y fue un modelo exitosísimo, que fue llevado a Inglaterra, Estados Unidos. Una Universidad que investiga. Y eso nació en Alemania, no vino en la tabla de Moisés. Las Universidades antes eran otras cosas. Hasta el siglo XVIII y a partir del siglo XIX un modelo producido por un contexto y unas circunstancias determinadas que va a ser tan exitoso que todos los países lo van a empezar a copiar. Y en el siglo XIX también se produce otro hito, se produce el vínculo entre industria y Universidad. Que ocurre otra vez en Alemania y parcialmente en Inglaterra, a través de la química y el electromagnetismo. Uno puede ver que a fines del siglo XIX nacen los laboratorios industriales. Los laboratorios en todo el ecosistema de instituciones fueron un eslabón importantísimo (porque la ciencia son instituciones, no nace en el vacío. La ciencia es un sistema que necesita gente que administre, gente que se dedique a difundir, gente que se dedique a diferentes áreas y disciplinas).


- ¿Qué sucedió en la Argentina con la creación de Laboratorios industriales?

- En el proceso de desarrollo en Argentina no se lograron crear laboratorios industriales. Pero lo interesante es escuchar a Einardi, a Gaviola, a Galoni, al ingeniero Dureti, durante la década del treinta y cuarenta, cuando escribían muchos trabajos pidiendo, a los gritos, que en la Argentina se desarrollen laboratorios industriales. Le decían a los empresarios y a los gobiernos que necesitábamos producir conocimiento para ser competitivos, que todavía estábamos en la época de la copia, y que las empresas argentinas nunca van a ser competitivas si siguen copiando. “Ustedes tienen que invertir en investigación científica- reclamaban-, queremos, los físicos, trabajar con ustedes. !!Hay que hacer Laboratorios!!”. Esto nunca ocurre. Y tiene que ver con prácticas culturales, hábitos empresariales. El empresariado argentino se concibió siempre como un sector poco dinámico y a la sombra del sector agroexportador, pero fue el lugar que se dio a sí mismo y siempre buscó la protección del Estado, siempre evadió los riesgos. Nada que ver con el empresario europeo, el emprendedor que se creó en torno de la innovación tecnológica. La Unión Industrial Argentina no respondía a esos rasgos, claramente.

- Ya pasaron 200 años de historia nacional y científica, ¿Qué se puede aprender del pasado y de estos proyectos inconclusos de cara al futuro?

- Nosotros, desde la UNSAM, estamos trabajando para tratar de entender los procesos del desarrollo científico tecnológicos de la Argentina en el escenario mundial. Somos un país periférico al que se le asignó un rol secundario en un sistema mundial estratificado, fuertemente jerárquico, que le asigna a la Argentina, repito, un rol de productor de productos primarios. Creemos que la Argentina debe tener políticas para el desarrollo científico tecnológico que logren confrontar con ese lugar en este sistema de poder mundial, pero ya no para Argentina, sino para América Latina, porque esto va a ocurrir en América Latina o no va a ocurrir. Hay que pensar en términos regionales, pero esto debe empezar por Brasil y Argentina, y ya está empezando sobre todo en Brasil, seguido por Argentina. Por ejemplo, un país productor de tecnología de punta donde su exportación se caracterice no por la soja transgénica, sino por satélites, reactores nucleares, microelectrónica. Esto es hacer cambiar el perfil productivo, pero para lograrlo creo que hay que entender estos procesos históricos.

- Una manera de entenderlo es comprendiendo que la manera de la que se ingresó fue desde un rol dependiente, a partir de la elección del modelo económico agroexportador, que no le convenía…

- Claro. Hoy creo que estamos entendiendo el problema desde el punto de vista del sector científico. Creo que hay una comunidad científica que empieza a ser sensible a estas cosas. Esto quiere decir que, por ejemplo, cuando el CONICET te evalúa como investigador y te pregunta ¿usted tiene vínculos internacionales? Sí, con científicos de Harvard: “listo”, estás aprobado. Pero no te preguntan ¿en qué? ¿Está bien a priori tener vínculos con Harvard? Esto es dependencia cultural, pero creo que se está empezando a criticar. Y si nosotros mandamos a investigadores a capacitarse en una línea y hoy tenemos poca gente en esa área, se la envía para que se capacite y vuelva. Eso es tener una política científica.

Este texto se difunde a: Presidencia de la Nación, Jefatura de Gabinete, Ministerios de Educación, Salud, Defensa, Cancillería, Ciencia y Tecnología, Ministerios de Salud Provinciales, ANMAT, Diputados y Senadores Nacionales, Legisladores y Funcionarios Provinciales y C.A.B.A., Academias Nacionales, Instituciones del Sector CyT (INTA, INTI, CNEA, CONICET, SEGEMAR, CONAE, CITEFA, INIDEP, SENASA, INA, ANLIS-Malbrán, UTN), Facultades de Universidades Nacionales, ONG, Laboratorios de PPMV, etc).